Cada siembra es un acción valiosa y significativa que demuestra nuestro compromiso real con la conservación de nuestro medioambiente, y el futuro de aquellos que vienen después de nosotros.
Sembrar un árbol es conectar con la vida en su más pura esencia, sentir la tierra, conocerla, entenderla y reconocer su importancia lógica en nuestras vidas.
Sembrar es dejarse seducir por la belleza y la paz de las montañas, y rendir por un segundo nuestra voluntad al propósito común de la vida, de la tierra de la que provenimos y que nos dio vida.